Hablar de ecología en el Perú es hablar de Antonio Brack Egg, oxapampino, descendiente de alemanes y austriacos, que en los setentas delimitó las más importantes reservas naturales del país.
La pequeña oficina en la que se realiza la entrevista parece quedar chica para albergar todo lo que Antonio Brack significa para el Perú.
Riqueza biológica-Usted es experto en el tema de la biodiversidad. ¿Estamos protegiendo este interés en las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos?
Los Estados Unidos proponen que reconozcamos sus patentes sobre seres vivos, plantas y animales. Si el Perú firma eso, sin buscar ningún tipo de compensación, cualquier científico gringo viene, recoge una especie, se la lleva, le hace un par de cositas y lo registra con una patente a su nombre y tal vez llegue a saberse que esto viene del Perú.
-En biodiversidad, ¿qué países están por encima del Perú?
En cantidad de recursos genéticos, ninguno. El tema para nosotros es muy delicado y más aún si se considera que en la Amazonía hay 42 grupos aborígenes, en la costa los descendientes de los moches, y en la sierra las comunidades quechuas y aimaras que conocen el uso de 4 mil 500 plantas nativas. Estados Unidos no quiere reconocer que hay derechos sobre esos conocimientos tradicionales. Y si un gringo va a una comunidad y pregunta a la gente para qué usa tal planta, y ellos le dicen que es para curar las úlceras estomacales, él se la lleva, la analiza, confirma que para eso sirve, lo patenta y se hace millonario. Y ellos quieren que Perú lo acepte.
-¿Qué es lo que ha contestado el Perú?
Perú acepta eso, pero exige que se reconozca el país de origen y que ese ingreso sea legal: ustedes tienen la tecnología y el dinero, nosotros tenemos los recursos genéticos. Pongámonos de acuerdo. Catorce áreas protegidas llevan su marca
-¿Cómo logró usted salir de la pobreza de Villa Rica y lograr un doctorado en Biología en Alemania?
Gracias a mi sudor y a mi decisión. Alguna vez he sido tuberculoso porque éramos ocho hermanos y no había suficiente para que comamos todos. Yo usé zapatos por primera vez a los once años. La familia en ese tiempo no tenía nada y luego hizo fortuna con café de buena calidad. Y, bueno, en vez de comprar cerveza compraba libros.
-Pero usted estudió primero la carrera de Educación.
El primer título que saqué fue el de profesor de secundaria en biología y química. A los 21 años escribí mi primer artículo científico sobre el oso de anteojos que hoy me causa risa. A los 25 años publiqué mi primer libro. Me fui becado a la Universidad de Roma, pero no me gustaron los estudios que allí seguía, así que me fui a Alemania. Trabajé de peluquero, distribuidor de periódicos, y en la universidad tuve un trabajo de cuatro horas. Con eso y mi trabajo en construcción civil durante los veranos, me pagué los estudios.
-¿Han cambiado mucho las cosas desde que retornó al Perú?
Mucho. Cuando vine en 1973 había solo una ONG ambientalista, ahora hay como quinientas. Había dos Parques Nacionales, Cutervo y Tingo María. En 1980 cuando salí del ministerio teníamos millones de hectáreas de áreas protegidas. En ese tiempo yo hacía trabajo de campo y precisamente hice los estudios para delimitar la Reserva Nacional de Paracas, la Reserva Nacional de Lachay, el Parque Nacional Huascarán, la Reserva del Manu, la Reserva Nacional del Lago Titicaca. Fueron catorce áreas protegidas. Ese es uno de mis éxitos.
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